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492 mujeres reciben atención en el Centro para Víctimas de Violencia Sexual de la Región

Son 41 casos más que los atendidos de enero a mayo del año anterior

El 53 por ciento de las usuarias reconoce haber sufrido este tipo de violencia siendo menor de edad y acude al CAIVAX para recibir apoyo psicológico

Un total de 492 mujeres han recibido atención en el Centro para Víctimas de Violencia Sexual de la Región de Murcia (CAIVAX) ‘La Jacaranda’ durante los primeros meses del año, lo que supone 41 más que en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, el número de mujeres que han acudido por primera vez al centro entre enero y mayo es menor, en concreto 11 casos nuevos menos que en 2024, lo que supone que se han sido atendidas por primera vez 108 mujeres.

La consejera de Política Social, Familias e Igualdad, Conchita Ruiz, ofreció estos datos tras reunirse con las profesionales del CAIVAX y aclaró que “el mayor número de mujeres atendidas durante este año corresponde a mujeres inscritas con anterioridad que requieren de un seguimiento profesional continuado, ya sea desde el ámbito psicológico, jurídico o social”. 

Ruiz explicó que “un comportamiento muy habitual en las víctimas es sentir vergüenza o miedo de salir a la calle por haber sufrido la agresión sexual, por lo que, en la mayoría de ocasiones, las primeras intervenciones son telefónicas”. A través de las profesionales del CAIVAX reciben asesoramiento y orientación para acudir a los servicios de urgencias médicas y a la policía. “Solo cuando se sienten más fuertes emocionalmente es cuando deciden acudir al centro”, subrayó la consejera.

Asimismo, en los casi dos años de funcionamiento del Centro destaca la proporción de mujeres que se identifican como víctimas de violencia sexual años después de haber sufrido la agresión. En este sentido, el 53 por ciento de las mujeres denuncia haber sufrido violencia sexual siendo menor de edad y el 47 por ciento en la etapa adulta. 

“Algunas de ellas desconocían, en un primer momento, haber sido víctimas de violencia sexual ya que habían normalizado determinadas conductas con sus parejas, familiares o compañeros de trabajo. Finalmente, cuando son conscientes y vencen el miedo es cuando demandan apoyo psicológico para romper con los traumas del pasado”, resaltó Ruiz.

El Centro de Atención Integral a Víctimas de Violencia Sexual de la Región de Murcia ‘La Jacaranda’ cuenta con un equipo de 4 psicólogas, una educadora social, una integradora social, dos asesoras jurídicas y una trabajadora social que prestan apoyo especializado las 24 horas del día, los 365 días del año.

Entre todas ellas han realizado en total 1.708 intervenciones individuales durante 2025. El servicio más demandado es la atención psicológica con 961 intervenciones, seguido de la asesoría jurídica con 381. En los ámbitos del trabajo social y de la educación social, el número de intervenciones alcanza las 295 y las 71, respectivamente.

Balance de datos 

En la actualidad, la mayoría de las usuarias que llegan al recurso tienen entre 18 y 40 años y, en menor porcentaje, mujeres con edades comprendidas entre los 51 y 60 años.

En cuanto a la relación de la víctima con el agresor, ésta suele ser principalmente familiar, seguida de la laboral y, en igual medida, personas desconocidas o del entorno más próximo. Por otro lado, el tipo de violencia al que se han enfrentado las víctimas suele ser mayoritariamente la agresión sexual, pero también acoso o sextorsión.

Un protocolo para mejorar la atención a las víctimas

La Región de Murcia dispone de un Protocolo de Coordinación Interinstitucional en Violencia de Sexual, el primero de este tipo elaborado de forma conjunta entre la Administración regional y los profesionales implicados en la atención a las víctimas (sanitario, social, judicial, laboral, policial y educativo), con el fin de garantizar una asistencia integral a las mujeres y adolescentes que hayan sufrido violencia sexual, desde una perspectiva multidisciplinar para facilitar su recuperación física y emocional.

El protocolo detalla de forma precisa las pautas que deben seguir los profesionales, e incluye mecanismos de atención hacia distintas violencias sexuales contra las mujeres, como el acoso sexual, la trata con fines de explotación sexual o la violencia dentro del ámbito digital. También recoge la orientación y asesoramiento a las personas del entorno y familiares que requieran de apoyo y asistencia.

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